4. Comentario de los resultados 

  4.1 Estudio sobre las manchas:

             Poco se puede decir acerca de la precisión de la medidas realizadas para estimar el tamaño de la mancha principal, salvo que se encuentra dentro de los amplios márgenes que otros muchos estudios revelan. Las manchas de mayor tamaño presentan un diámetro de 50000 km, y las más pequeñas, que se encuentran dotadas de penumbra, unos 2500 km (McIntosh 1981). 

            En lo que al tamaño relativo de las superficies de la umbra y la penumbra se refiere, estudios realizados sobre manchas aisladas, con forma lo más regular posible, y en estado de máximo desarrollo, (Gokhale y colb. 1972), estiman que el área ocupada por la penumbra es aproximadamente cuatro veces mayor que la de la umbra, mientras que la relación umbra-superficie total, es de aproximadamente 0.17. 

             A la vista de la forma de la mancha sometida a estudio, estos valores representan una referencia muy relativa, ya que no es ni regular, ni se encuentra probablemente en su estado de máximo desarrollo. Los resultados obtenidos, suponen que el tamaño relativo de la umbra es considerablemente menor a lo predicho por los citados estudios. Esto puede tener una clara explicación. Como todos los proceso que suceden en las regiones activas del sol, las manchas sufren una evolución, que les lleva desde el nacimiento hasta su total desaparición. En este proceso, las manchas surgen de uno o más poros, que o bien desaparecen, o continúan su desarrollo aumentando poco a poco su tamaño, a la vez que van disminuyendo su brillo. Posteriormente van desarrollando de forma similar la penumbra. Pero su proceso de desaparición es distinto dependiendo de su forma; si son regulares y redondas, o irregulares y alargadas. Las primeras se disocian de forma similar a como se han creado, pero  siguiendo el camino inverso. Las irregulares, como es el caso de la mancha sometida a estudio, sufren en primer lugar un proceso de fragmentación, en el cual la mancha se va dividiendo en varias partes mediante la aparición de una fibras de brillo similar a la fotosfera, que la atraviesan. Se denominan 'puentes de luz' (figuras 1 y 2 ). Como he presentado en la exposición de resultados, la umbra se encuentra muy invadida por fibras de carácter fotosférico, que pueden asumirse como puentes de luz que están fragmentando la mancha. Esta afirmación corrobora mi creencia de que  esta mancha se encuentra en un estado evolutivo avanzado; el comienzo de su desaparición. 

            Atendiendo al método empleado para la obtención de las relaciones superficiales, he creído justificado el ajustar a la irregular umbra, una superficie elíptica, ya que dichas irregularidades se deben a estos puentes de luz, cuyos píxeles, no han sido registrados, debido a su gran intensidad, como superficie perteneciente a la umbra. Asumiendo esto puentes como "zona umbral", admite con relativa precisión asimilarla a una superficie elíptica. 

            No obstante, a pesar de todas estas explicaciones, las relaciones umbra-penumbra que de este modo surgen, continúan dando un tamaño de la umbra relativo, menor que el que cabría esperar para manchas redondas y en su máximo apogeo evolutivo.

            La relación entre la intensidad de la umbra y la  de la fotosfera obtenida ,es mayor que la calculada por otros estudios (Kneer 1968), que la estiman en 0.2, frente a mis 0.37. Es por ello que la temperatura para la umbra que obtengo, de 4526 K, es considerablemente mayor a lo que revelan dichos estudios, que la sitúan en aproximadamente 3869 K. Esta diferencia supone que si existe un error en la toma de datos, debería ser por una sobrestimación del valor en la intensidad de la umbra, o una subestimación de la de la fotosfera. No obstante, no estimo haber cometido error en los cálculos de la magnitud necesaria para solventar esta discrepancia. En un principio, dado que la mancha que estamos estudiando se encuentra tan cercana al limbo, la variación centro-borde, podría explicar esta discrepancia. Este efecto, como ya he hecho constar, se aprecia con toda claridad en la imagen. Se ha podido observar (Matting 1969), que si bien el valor de la intensidad de la fotosfera varía de acuerdo con dicho efecto, la intensidad de las manchas, tanto de la umbra como de la penumbra, permanecen aproximadamente constantes en cualquier lugar del disco solar.  Con todo esto, cabría esperar que por efecto de la variación centro - borde, la intensidad de la fotosfera estuviese subestimada, y como consecuencia, el valor obtenido para la temperatura de la umbra aplicando la ley de Stefan - Boltzman, resultase mayor de la real. No obstante, aunque el razonamiento resulte correcto, los resultados obtenidos para la temperatura de la penumbra lo ponen en entredicho. Su temperatura efectiva se estima en aproximadamente 400 k menos que la de la fotosfera (Wvhl 1970), con lo cual, dado que he supuesto como conocido dicho valor, 5785, el valor predicho por estos estudios es de 5385. La temperatura obtenida en el presente análisis es de 5389 65. Por otra parte, la intensidad de la penumbra se estima en aproximadamente el 0.75 de la de la fotosfera (Maltby 1969, 1972),  resultado que coincide y avala los obtenido por el presente estudio. 

            Los buenos valores obtenidos para la penumbra, produce que el razonamiento que explica la elevada temperatura de la umbra, no sea con seguridad el adecuado. Por ello, y teniendo en cuenta toda la argumentación ya aportada de que la mancha se encuentra en avanzado estado evolutivo, y comenzando su desaparición, me inclino más a pensar que el valor obtenido es correcto, y que su diferencia con otros estudios, radica en el hecho de que previo a su desaparición, la mancha está elevando ya su temperatura, hasta que al final, se iguala con la fotosfera, y con ello desaparece. 

            Estudios realizados acerca de como varía la relación de intensidades de la umbra y la penumbra (A. Wittmann & Schrveter 1969) 

a lo largo del disco solar, dan como resultado las siguientes expresiones: 

                    Iu/If=Iu/IP (Central) +0.09(1-cos(q))

                    Ip/If=Iu/IP (Central) +0.02(1-cos(q))

    donde Iu , IP y If   son la intensidades de la umbra penumbra y fotosfera , y  q el ángulo heliocéntrico. Con ello, dada la posición que tiene la mancha, (85:25') las intensidades relativas que presentaría en el centro del disco solar son ;

                    Iu/If= 0.28

                     Ip/If=0.73

  Se observa como, en especial el valor de la relación de la intensidad umbra - fotosfera, se asemeja  mucho más al estudio ya comentados (Kneer 1968).

            El valor obtenido para la anchura de las fibras umbrales de entre 298 y 475 km es en general considerablemente mayor al que otros estiman, que es de 300 km ( Bray &  Loughhead 1964). 

            La opinión de que la mancha presenta el llamado efecto Wilson, resulta lógica y correcta. Este efecto demuestra que las manchas  no son una estructura solar que se encuentra en la misma capa que la fotosfera. Si así fuese, por efecto de la perspectiva, por la curvatura de la superficie de sol, el lado de la penumbra más cercano al limbo, iría reduciendo su anchura respecto al lado opuesto. No obstante, el efecto observado, y estudiado por Wilson (1968) y Prokakis (1974), pone de manifiesto que lo que se produce es el fenómeno opuesto; la zona de la penumbra más cercana al centro del disco del sol, es la que disminuye su anchura a mayor velociadad, al acercarse al limbo. Además, como he puesto de manifiesto en el análisis realizado a la penumbra, se produce una pérdida de claridad en la estructura fibrilar de la zona penumbral opuesta al limbo. 

            La explicación de este en principio curioso fenómeno, se fundamenta en la actualidad, con la suposición de que la opacidad del material que forma la mancha, es menor que el de la fotosfera, y en consecuencia se comporta con una mayor transparencia. Esto causaría que al observar la mancha viéramos zonas localizadas a mayor profundidad que la fotosfera. Esta situación crea el mismo efecto que "mirar un plato localizado frente a nosotros, que gira en torno a un eje perpendicular a nuestra dirección de visión". Es por esto que algunos científicos han llegado a considerar las manchas como verdaderas hondonadas sobre la fotosfera. La aparente depresión de la umbra de manchas cercanas al limbo es de 500 km (R. J Bray & R. E Loughhead 1964). 

            En cuanto a una posible catalogación del grupo de manchas de acuerdo con la clasificación de Z|rich, hay que decir que resulta muy dificil de realizar con la información que se posee, ya que se desconoce el tamaño total de grupo, ya que podría ir más allá del campo de la imagen. De igual modo no se conoce si el grupo presenta una o dos polaridades, o si la mancha sin umbra la ha llegado a tener.  

  4.2 Estudio sobre las fáculas

            La presencia de este campo facular tan marcado sugiere la posibilidad de que mi suposición de que la manchas se están disolviendo es incorrecta; al contrario, pudiera ser que aún el grupo de manchas no se hubiese desarrollado totalmente.  Su presencia se asocia principalmente a la emergencia o rápido crecimiento de manchas, adoptando un brillo e intensidad menor cuando las manchas van a desaparecer. 

            Otros estudios realizados (J.B Rogerson ,1961), obtienen valores para las fáculas, mayores, tanto en anchura, unos 1200 Km., como en temperatura, 900 K superior a la fotosfera. Por ello, considero que este campo facular, aunque está muy marcado, está realmente perdiendo intensidad, lo cual sigue apoyando mi hipótesis de que este campo de manchas  está comenzando a disolverse.

            Además el estudio de la temperatura de la umbra y los puentes de luz avalan mi creencia de que están desapareciendo y no creando. 

 4.3 Variación centro-borde

              Los datos obtenidos en este apartado del estudio, sirven para poco, salvo para  constatar la existencia ya conocido de la variación centro - borde . El motivo del escaso valor del ajuste realizado, es que somete a estudio una zona muy reducida del disco solar, perdiendo de este modo su representatividad. 

            Se han realizado múltiples estudios sobre este efecto, y tabulado los resultados para distintas longitudes de onda. (Véase libro de C. W. Allen Astrophysical Quantities 1973). Para una longitud de onda de 5500 A, estos estudios revelan que dicha variación se puede expresar como 

               I/I0=0.3+0.93cos(q)-0.24cos2(q)

  donde Io es la intensidad del centro del disco solar. Esta relación se encuentra representada en la figura n: 7. 

 

 Figura 7. Variación centro borde del disco solar para una longitud de onda de 5500 A. Las flechas señalan el rango donde el presente estudio posee información.

             Como se observa en la figura, la zona en la que se poseen datos con la imagen de trabajo es excesivamente reducida para sacar ningún resultado de interés general. De la comparación de los términos independientes de ambos ajustes, se deduce que la intensidad de la fotosfera en el centro del disco, de acuerdo con los datos obtenidos superaría los 300, lo cual unido al valor obtenido para la umbra y la penumbra, junto con el hecho de que estos no se ven afectados por el efecto, nos proporcionarían unas temperaturas efectivas para ambas absurdas con la realidad.

 

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